24/5/2000 Boca Jrs. 3 River Plate 0 Semi Final Copa Libertadores Autor del gol: Martín Palermo Asistencia: Sebastián Battaglia Estadio Alberto J. Armando Buenos Aires, Argentina ___________________________________________________________________________________________ Días antes del partido en la conferencia de prensa, el técnico de River declaró: ?Si lo ponen a Palermo, yo lo pongo al Enzo?. Fue una clara ironía para Carlos Bianchi y todo el mundo Boca. Su goleador Martín Palermo había sufrido hace meses una terrible fractura, lo que le impidió jugar al fútbol y dedicarse a la etapa de rehabilitación. Sin embargo, el estratega de Carlos Bianchi daba indicios de que estaría en el banco de los suplentes. Todo parecía simple estrategia, a pesar de que tenía el alta médica. Ni el Tolo Gallego ni muchos hinchas creyeron que fuera posible. Fue enorme la sorpresa cuando concentró con el plantel y no se imaginan lo que todo River sintió cuando leyó su nombre en la lista de futbolístas que jugarían el encuentro. Esa noche el nombre Palermo protagonizaría un capítulo más en su vida de emociones extremas. Luego del penal convertido por Riquelme Boca pasaba al frente por 2 a 0. Todo el estadio presentía la clasificación pero los nervios eran extremos. River era River. Y en el fútbol cualquier cosa podía pasar. La tensión era extrema. Pero en el estadio se presentía que algo más iba a suceder. Y fue Carlos Bianchi el que jugaría la carta bien guardada. El que comprendería cual sería el momento justo y el nombre indicado. No hay palabras para explicar la explosión que significó ver a Martín Palermo sacarse el buzo y calentar para ingresar a la cancha. Nadie lo podía creer. Era un sueño. La ficción echa realidad. La cara del entrenador de River y de sus jugadores idos del resultado. No entendiendo nada de nada. El resultado, el partido pasaba a otro plano. Por un instante lo épico era que entraba Palermo. Y faltaba algo más. Al pisar el campo de juego se sintió una energía extraña. Un impulso colectivo de que Palermo haría algo más. Los relatores, los hinchas, los jugadores, los televidentes presentían magia. Y llegó la profesía autocumplida. Martín se ubicó en el borde del área chica. Battaglia realizó una formidable jugada entrando al área desde el sector izquierdo del ataque de Boca. Abrió los ojos. Y lo vio a Martín. Y a partir de ese mismo instante todo debería contarse en cámara lenta. Porque lo que sucedió no fue una presencia más del goleador, sino una historia de leyendas, de fantasías. Una historia que puso de manifiesto como la realidad y la ficción son dimensiones que trascienden la razón humana. El final lo relataba el mejor narrador.


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